Culturalmente y socialmente tenemos asociada una "mala" connotación al conflicto. Pero, ¿qué sería de un mundo lleno de complacencia y/o apatía? ¿Qué pasaría en las organizaciones si los equipos tienen dinámicas que reflejan una cámara de eco? Cuando se trata de opiniones, quizás, el problema es que no hemos aprendido a verlas como una perspectiva y no la realidad. Y por lo tanto, al conflicto como una oportunidad para descubrir nuevas posibilidades.
"La ausencia de conflicto no es armonía sino un signo de apatía." - Adam Grant
Las organizaciones y equipos de trabajo, reflejan las dinámicas internas e individuales propias de un humano. Es decir, todos "esos padecimientos mentales" como: pensamientos contrarios sucediendo al mismo tiempo, la incongruencia entre nuestros ideales y nuestras acciones, conflicto entre lo que creemos y lo que sentimos, etc. En este sentido, puede ser mucho...
Los seres humanos vivimos en un dilema constante: pertenecer y sobresalir, porque mientras que nos gusta satisfacer nuestra necesidad de conexión con las personas o grupos con quienes nos identificamos, también nos gusta ser reconocidos por el progreso individual o nuestra opinión personal.
Los grupos de personas que se parecen a nosotros nos pueden resultar sumamente atractivos porque refuerzan nuestras creencias, ideas, narrativas y opiniones con respecto al mundo. Creamos en nuestro mapa de la mente una categoría llamada “nosotros”. Ser parte de “nosotros” significa comodidad para nuestro cerebro que utiliza mucha energía en los ambientes desconocidos para asegurar nuestra supervivencia.
Individualmente estamos propensos a caer en dos sesgos cognitivos que se refuerzan con las interacciones entre “nosotros”. Uno de ellos es, el sesgo de la polarización, que nos hace dividir el...
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