Para una especie especialmente social, racional y emocional, ¿qué implica tener una vida mentalmente saludable? Gozamos de un cuerpo con condiciones que mucho tienen que ver con nuestros genes y así mismo la exposición al entorno. Las experiencias pasadas no solamente nos dejan lecciones sobre cómo funciona relativamente el mundo, sino que enciende y apaga los genes que van dando forma a nuestra personalidad y condiciones individuales.
Tenemos acceso al mundo exterior a través de nuestro cuerpo, con nuestros sentidos como filtro, al mismo tiempo que nuestros órganos envían señales a nuestro cerebro para indicar las condiciones interoceptivas de nuestra experiencia. En suma, a través de cuerpo, nuestro cerebro se comunica con el entorno para construir nuestra realidad. A esta comunicación —cerebro-cuerpo-entorno— le llamaremos, mente.
Por esta comunicación interna es que no podemos pensar en una salud mental sino más bien, integral. No podemos separar el cuerpo de la mente cuando lo que queremos alcanzar es una buena calidad de vida. Entonces, la clave está en desarrollar hábitos que afecten para bien, nuestra salud.
Atendé tus tres pilares para asegurar vivir una vida plenamente humana. No pretendás resolver tu bienestar de la noche a la mañana con una receta mágica o prestando atención al hábito en un área si estás descuidando por completo el resto.
El pasado jueves 5 de Enero, 2023. Fui invitado por Bárbara Marín a conversar en "7 días radio", compartiendo micrófono con el psicólogo Allan Fernández. Tocamos el tema de salud mental. Un escenario que me propuso Bárbara, al minuto 26 de la entrevista, me dejó reflexionando sobre un problema cultural y global que no se está atendiendo, por su falta de visibilidad. Lo que me comentó Bárbara tenía que ver con la vida de alguien quien por su trabajo de años y ligado a sus necesidades básicas, de alguna manera se sintiera "condenado" por su falta de "tiempo y espacio" para cambiar o incluso encontrar propósito. Mi respuesta fue un intento de proponer la distinción entre nuestras acciones y nuestro valor personal.
Creo que tenemos la capacidad, como especie lingüística y semántica, de asignar significados, cambiar, editar o actualizar los que no nos sean útiles. Por lo que tenemos la posibilidad de que, "prácticamente todo lo que hagamos sea sagrado", como me dijo algún día mi mentor, Iván Robles.
Pero la reflexión que quiero hacer es que, para que una persona logre una buena calidad de vida, primero debe comprender que su valor personal no está atado a los externos. Y, para ello es necesario sostener la idea filosófica que responde a la pregunta, "¿quién soy?", sin asociarla a posesiones, logros, relaciones, errores, etc., para liberarnos de las ataduras de un mundo que exige estándares que nos pueden llevar a la neurosis de una insatisfacción irracional.
Si te has preguntado por las razones por las que, aún yendo a terapia, habiendo leído libros de autoayuda, logrado metas profesionales, adquirido bienes materiales, tenido las relaciones que has tenido, aun así tenés un vacío. Esto es debido a que probablemente no sepás distinguir entre lo que sos, lo que hacés y lo que tenés. Y esto es un asunto de autoestima.
Autoestima, se trata del valor incondicional que vos tenés frente a la vida. No se trata de qué tan alto o bajo es tu valor personal, sino de si lo estás relacionado con los externos(las cosas que no podés controlar) o no. Cuando tu valor personal es independiente de los resultados, de las opiniones de otros, de tus posesiones, de tus títulos, de tus relaciones, etc., has logrado construir una fuerza interior tal, que te permite vivir una vida plenamente humana— con tu máximo potencial. Por el otro lado, cuando tu valor personal es vulnerado por todo aquello que no está en tu control; te limitás por los miedos, por la posibilidad de fracasar o no cumplir con tus objetivos, ponés la máscara de la perfección como excusa y la culpa te acompaña cuando las cosas no salen como vos querés que salgan, tu valor es condicional.
Necesitás construir la fuerza del yo— la fuerza interior que te permite reconocer de lo que sos capaz sin vincularlo directamente a tu valor personal. La fuerza del yo que te pemirte comprender que tu valor es incondicional, mas tus capacidades afectan tu desempeño y los resultados son tu mejor indicador para tener una autoconfianza saludable— ser consciente de tus capacidades para asumir retos realistas.
Vos no sos lo que hacés. Vos no sos lo que tenés. Vos no sos tus errores. Vos no sos tus pensamientos. Para lograr fuerza interior, es decir, autoestima incondicional, tenés que hacer un ejercicio filosófico con tendencia a la "Aporía"— como para Sócrates la búsqueda apasionada y constante por la verdad, aún sabiendo que es una meta imposible. Responder a la pregunta, "¿quién soy?" y aceptarte, apreciarte y admirarte.
¿Quién soy? Es la pregunta clave— la pregunta más difícil, la pregunta "apórica", que te puede liberar y asegurar volverte imparable.
Si querés saber como lo resolví personalmente, te comparto un poema que escribí hace un tiempo: "La Pregunta más difícil"
Jorge
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