"El ser humano sufre más en pensamiento que en realidad". -Séneca
Nada, absolutamente nada de lo que pasa por nuestra mente es la realidad, sino la representación subjetiva de las cosas que experimentamos a través de nuestros sentidos en un momento dado. Con un cerebro cuyo mecanismo son las predicciones para atender cada situación con base en aprendizajes— vivencias, significados, ideas, entendimientos subjetivos y conceptos abstracto— para darle sentido a las cosas. De alguna manera estamos atados al pasado, mas esto no nos determina, sino que nos señala un punto de partida, en el sentido en que podemos actualizar nuestros aprendizajes y consecuentemente cambiar la experiencia presente. Eso sí, dado esta condición, creer que somos dueños de la verdad absoluta es demasiado pretensioso para una especie falible como la nuestra. Una especie que está lejos de la verdad. Pero, ¿qué es la verdad?
La palabra "verdad" tiene su origen en el latín "veritas", que significa "realidad", "hecho verdadero" o "verdad". La palabra "veritas" se deriva del verbo "verus", que significa "verdadero" o "auténtico".
La verdad es un concepto filosófico que se refiere a la correspondencia entre lo que se dice o se piensa y la realidad objetiva. En otras palabras, la verdad es la adecuación entre lo que afirmamos o creemos y lo que realmente existe o sucede en el mundo real.
En el ámbito cotidiano, la verdad se refiere a lo que se considera verdadero o real en una situación particular. Sin embargo, en el ámbito de la filosofía y la epistemología, la verdad es un concepto más complejo que se ha debatido durante siglos.
En general, se considera que la verdad es un valor moral y ético importante, ya que permite la confianza, la honestidad y la integridad en las relaciones interpersonales y en la sociedad en general. Por esta razón, la verdad es vista como un objetivo y un ideal a perseguir, defendido y protegido en diferentes áreas, como en la ciencia, la justicia y la política.
En el plano físico existen patrones, es decir, relaciones repetitivas que podemos observar en el mundo externo, que nos permiten medir, comprender y hasta replicar partes de esta versión de la realidad. Existe una estructura de la realidad en el mundo para ser percibida, que incluye nuestros cuerpos. No porque haya un diferencial entre la realidad y nuestra interpretación de los hechos, quiere decir que no exista la realidad. La estructura espacial y temporal que existe afuera de nuestras mentes, nos permite programar nuestro cerebro con información que sirve de base para funcionar en el mundo. Leemos patrones, aprendemos de ellos y así le damos sentido a la realidad.
Ejemplos:
La realidad es subjetiva, sobre todo cuando se trata de nuestras opiniones individuales, pero como dijo la neurocientífica, Lisa Feldman Barrett, "inventá algo, ponele un nombre y habrás creado un concepto. Compartí ese concepto y mientras alguien esté de acuerdo, habrás creado una realidad social".
La verdad, entonces, es nuestro mejor intento por explicar, de forma honesta y precisa, los sucesos que presenciamos— observamos, escuchamos, olemos, sentimos, degustamos— basados en los patrones que hemos aprendido durante nuestra existencia.
Tu versión de los hechos. Tu opinión con respecto a las cosas. Tus creencias. Tus ideas. Lo que creés que es, la razón. Tus emociones. Todo esto es, tan solo, tu mejor intento por comprender y funcionar relativamente bien en este plano físico. "Todo es opinión", dijo Marco Aurelio, en su intento exagerado de recordarse a sí mismo que su versión de la realidad es construida por su forma de pensamiento.
Es que, como dirían los Estoicos: no son los eventos los que provocan nuestra experiencia emocional, sino nuestros pensamientos, opiniones y perspectivas sobre ellos. Una persona en una situación similar a otra, reaccionaría distinto y tendría emociones diferentes, producto de su mapa interno. Así es como funcionamos.
No tenemos el control de las emociones, en el tanto las sensaciones llegan. No tenemos el control de los pensamientos, en el tanto las ideas e historias internas, son constantes. Mas, sí tenemos el poder de la "meta cognición", es decir, nuestra capacidad para reflexionar con respecto a nuestra experiencia; atender, cuestionar, comprender, actualizar y decidir. Así es como no solo creamos la realidad, sino que la podemos editar. Somos creadores activos de nuestra realidad. Y nuestro poder está en el de utilizar la lógica, razón, creatividad y empatía para construir la mejor versión de la realidad posible; convirtiendo obstáculos en aprendizajes, trascendiendo barreras auto impuestas, solucionando problemas que antes nos parecían abrumadores, cambiando hábitos, mejorando relaciones, desaprendiendo viejos patrones, etc. Actualizando las bases con las que opera nuestro cerebro.
Si lo que creemos que es la realidad, es solo la percepción subjetiva de la realidad, reconociendo los elementos de la estructura de espacio y tiempo, tenemos la oportunidad momento a momento de construir una versión útil, empoderadora e inspiradora para vivir una buena vida. La tendencia natural es la de conformarnos con los hábitos a los que estamos acostumbrados, así ahorrar energía, "evitar la fatiga", pero trascendiendo esa incomodidad inicial, podemos acercarnos cada vez más a nuestro máximo potencial.
Jorge
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