Una práctica Estoica puesta a prueba en un caso extremo

 

Cuando inicié mi camino como profesional en coaching, recuerdo una pregunta que debía desarrollar para mi “business plan” cuando cursaba mi maestría: ¿quien se va a sentir amenazado por sus servicios?. Inevitablemente pensé obviamente en otros coaches pero por supuesto que también psicólogos. Para este momento, estaba tan solo cumpliendo con una estrategia de negocios. Sé que los profesionales más actualizados y responsables podrían saber la diferencia entre su profesión y la de un coach, algunos otros simplemente negarían esta realidad y se opondrían de buenas a primeras al hecho de que una persona se siente con un profesional-no psicólogo, a conversar sobre su vida.

Si pienso en cómo funciona el cerebro, me conecto con la frase de Séneca que dice, “los animales salvajes huyen de los peligros que tienen en frente y cuando escapan, no se preocupan más. Nosotros por el contrario nos vemos atormentados por lo que ya pasó o lo que ha de llegar, por igual. Algunas de nuestras ventajas nos pueden hacer daño, porque la memoria nos puede traer de vuelta la agonía del temor, mientras que la imaginación lo trae prematuramente. Nadie asocia la infelicidad con el momento presente.” Tomo esta frase para enfatizar en que nuestra capacidad para recordad e imaginar pueden ser nuestra ventaja con la intención correcta. Claramente, nuestra tristeza tiene que ver con situaciones que ya pasaron y nuestra ansiedad con las que no han pasado, sin embargo, me quiero referir a los múltiples estudios neurocientíficos que han demostrado lo que suele ser intuitivo: nuestro cerebro enciende los mismos canales neuronales si imaginamos o recordamos, que cuando vivimos una situación. Tal es el experimento de Antonio Damasio, llamado “marcadores somáticos”, en el que le propone a un grupo de personas imaginar situaciones emocionalmente intensas antes de que sucedan. Lo interesante es que luego de analizar el comportamiento de sus cerebros, demostrando la actividad neuronal asociada, él les invitaba a las personas elegir una nueva emoción frente a la situación específica, logrando cambiar efectivamente la experiencia inicial por una más beneficiosa.

Veámoslo con un ejemplo cotidiano, si vos creés que frente a un público te vas a paralizar o te va a dar un ataque de pánico, estarías anticipando una situación y es muy probable que llegue a pasar así como una profecía autocumplida. Pero, si vos frente a esta posibilidad decidís practicar de forma intencional e inclusive, luego de mucha práctica, vizualizarte en el escenario con todos los recursos posibles, es decir, cómo te vas a ver, cómo te vas a sentir, lo que querés sentir y pensar, y ensayar en tu mente como si estuvieras ahí. Aumentás sustancialmente las probabilidades de hacer una buena presentación. Se sabe, gracias a varios experimentos con atletas que podría ser tan efectiva la visualización de un movimiento como el movimiento en sí, o hasta más.

Sé que para muchos podría surgir el miedo de aumentar la ansiedad con tan solo pensar en previsualizar el posible escenario traumático, sin embargo, te aclaro que este ejercicio no se trata de revivir las experiencias pasadas sino darle la oportunidad a tu cerebro de crear diferentes posibilidades a partir de tus objetivos. Después de todo, tu cerebro opera con el mecanismo de predicciones, o sea, que a partir de tu conocimiento adquirido a través de la vida, contrastas la situación actual, generando un pequeño plan de acción; basado en lo que conocés creas tu experiencia de la realidad.

 

Dicho esto, esa pregunta '¿quiénes se podrían ver amenazados por tus servicios?' fue mi primer paso de una previsión.

 


 

La Therapeia Estoica

 

Durante ya algunos años he venido practicando la filosofía Estoica como herramienta de fortalecimiento mental. Literalmente son mis ejercicios mentales diarios para enfrentar el destino con mis mejores recursos. Anteriormente a esto, padecía de sufrimiento, estrés, ansiedad y tristeza por todo aquello que no podía controlar.  Durante el Imperio Romano se refirieron a estas herramientas como la Therapeia (θεραπεία) Estoica; Therapeia siendo una palabra del antiguo griego derivada de Therapon, escudero, el que ayuda. Como escribió el psicólogo y filósofo, Donald Robertson, en su libro, La filosofía de la Terapia Cognitivo Conductual: “La filosofía, en una gran manera, siempre se ha enfocado en transformar la vida del filósofo, asemejándose muy profundamente con la psicoterapia moderna o la autoayuda. Tan atrás como en los tiempos de Sócrates, como es ilustrado en el "Gorgias" de Platón, la filosofía era comparada con la medicina de la mente y el alma, como eso a lo que ahora le llamamos, ‘psicoterapia’.”

Una de las prácticas más interesantes del Estoicismo es, “Premeditatio Malorum” la premeditación del peor escenario posible. Séneca lo describe así: “un ataque previsto con suficiente tiempo nos golpea con menos impacto”, “el hombre que ha anticipado los problemas que le puedan llegar les quita su poder cuando lleguen”. De nuevo, no se trata de anticipar amenazas para conectar con el estado de víctima sino para aprovechar la posibilidad para decidir previamente, ¿cómo te gustaría asumir la situación? ¿Qué necesitás de vos mismo para hacerlo así? ¿Qué tendrías que pensar y sentir para lograr conectar con virtud frente a ese momento?. Se trata de prevenir para que tu “memoria muscular” esté programada para actuar de acuerdo a tus mejores recursos y tus valores.

Cuando conocí esta técnica ensayé accidentes, muerte, pobreza y otros casos extremos. Actualmente está en mi arsenal de todos los días para utilizarla cada vez que presento un proyecto, una cotización, una propuesta y luego “queda la flecha en el aire”, y yo esperando por lo mejor pero también preparándome para lo contrario. Quién anticipa los problemas que puedan llegar, les quita su poder cuando lleguen. ¿Y si no llegan?, aprovecha las dichas del destino; preferencias indiferentes, como decían los Estoicos.

 


 

Poniendo a prueba las herramientas mentales

 

Era el 27 de abril 2020, estábamos sufriendo los cambios en nuestras vidas debido a la amenaza de la pandemia y la realidad del confinamiento. Ya llevaba más de un mes entregando toda mi energía para hacer llegar mi mensaje a la mayor cantidad de personas e influir de una manera positiva en la salud mental de quienes recibieran mi contenido en redes sociales, correos, webinars, y lo que estaba por venir; La Academia Mind Coach.

El día anterior, domingo 26 de abril, recibí un mensaje de la periodista Pilar Acuña, quien en ese entonces trabajaba para Repretel— una de las televisoras más importantes de mi país— solicitándome una entrevista para apoyar a las personas que estaban sufriendo emocionalmente por esta nueva realidad sin salir de casa. Conectado a mi propósito accedí de inmediato  y me preparé, como lo hago normalmente, escribiendo un artículo sobre el tema a conversar.

Mis bases para comunicar son la neurosemántica, neurociencias y filosofía. Mi carrera base es la ingeniería eléctrica, la cual me permite sintetizar de forma estructurada la información que puede resultar compleja y abstracta. Para mí es realmente importante el mensaje y hago mi mayor esfuerzo por transmitirlo de la forma más práctica y clara, posible. Digo esto porque sé que pueden haber muchas personas que de forma irresponsable pueden asumir diversos temas sin la suficiente preparación, lo cuál, definitivamente no es mi estilo. De hecho te invito a leer un artículo que escribí hace unos años atrás en el que ilustro mi mentalidad al iniciar con mi marca, The Mind Coach.

Lunes 27 de abril 2020, entrevista a las 7:15 am. Durante 12 minutos aproximadamente, Pilar Acuña estuvo haciéndome preguntas y compartiéndome casos de televidentes para que les ofreciera mi perspectiva y algunos tips para mejorar su experiencia durante este periodo tan incierto y caótico. La verdad que me permití fluir y utilizar mis mejores recursos, técnicas, teoría, además de una profunda empatía con el público para dejar un mensaje de esperanza y sobre todo responsabilidad con uno mismo.

A eso de las 7:30am, empezaron a llegar mensajes de felicitaciones de diferentes personas, conocidos, seguidores, familiares y clientes, lo cual me llenó de satisfacción por el deber cumplido; soy un ser humano con una misión clara.

Yo no uso redes sociales de forma personal porque no me gusta gastar mi tiempo ni energía en una realidad paralela. Sin embargo, por la curiosidad que se despertó luego de mi primera entrevista en televisión nacional, noté algunas notificaciones en Facebook de algunos de mi clientes comentando en el video en la página de Repretel. Accesé para leerlos y ante mi sopresa, se trataban de mensajes defendiendo mi trabajo ante un grupo de personas que alegaban que yo no era la persona indicada para la entrevista, con comentarios altamente ofensivos. En las discusiones, cuando se carece de argumentos y las emociones toman lo mejor de nuestra razón y empatía, se recurre a atacar al hombre—“ad hominem”.

Te voy a ser sincero, me sentí mal. Para ser más específico, sentí tristeza, ganas de vomitar y disgusto con estas personas que no me conocen. Este fue mi impulso inicial. Lo reconocí en mí y decidí dejar de leer. Seguí con mi vida.

 

Lo peor, estaba por venir

 

A eso de las 9am, mi hermana me envió un mensaje para alertarme de que, lo que había empezado con comentarios en la página de Facebook de Repretel, estaba escalando para tomar medidas legales. Ella me envió esto:

De nuevo sentí mi corazón acelerarse, esta vez sentí mucha ansiedad. Hice una pausa y me pregunté por mi siguiente mejor paso, realmente era confuso en medio del pensamiento de que me iban a demandar por supuesto ejercicio ilegal de una profesión. De lo que me acusaban tiene un castigo de 3 años de cárcel. Respiré, respiré y me pregunté varias veces por mi siguiente mejor paso hasta que mi cerebro se conectó con diferentes opciones, todas desde la responsabilidad y la virtud; pensé en que el peor escenario posible definitivamente era ir a la cárcel, inmediatamente también pensé: “yo sé jiu-jitsu, sé de liderazgo, sé de comunicación y de filosofía Estoica, definitivamente me iría bien en este entorno”; también pensé en que si ese era el destino que me esperaba, estaría dispuesto a asumirlo haciendo honor a mi misión en este mundo, nada del mundo me va a frenar de cumplir con mi llamado de vida, pensé en la idea de que "todo héroe necesita un villano" y que estaba encontrando uno, y que esto uniría aún más a mi tribu.

Por otro lado, está claro para mí que yo nunca me he presentado como un psicólogo, ni hago prácticas clínicas con mis clientes, yo no sostengo procesos para atender patologías o situaciones de salud mental que no me corresponden. Lo que sí hago, es acompañar a humanos en dirección a objetivos, descubrir creencias limitantes, encontrar dentro de sí mismos sus mejores recursos, mejorar hábitos y cambiar perspectivas por unas más enriquecedoras. Todo esto con bases en Neurosemántica, para lo cuál estoy preparado y certificado, herramientas de Coaching, en lo que tengo una Maestría de la Universidad Francisco de Vitoria en Madrid y teorías de Neurociencias respaldadas por mis años de estudio, mi certificación de The Neuroscience School de Canadá y mi vida entregada a las herramientas mentales de la Filosofía Estoica.

Pensé en hacer una aclaración pública si era necesario, hice una publicación direccionada hacia el gremio de psicólogos de Costa Rica a la cuál le pagué pauta haciendo saber de mis servicios para aclarar cualquier mal entendido. Y continué trabajando, ofreciendo entrevistas y mencionando la importancia de buscar ayuda profesional durante momentos complejos. Todo esto estaba en mi control.

 


 

Premeditatio Malorum

 

En ese momento, en medio de una situación compleja y ambigua, a mí me salvó el trabajo interior previo, recordé mis ejercicios con “Premeditatio Malorum”, recordé a Sócrates siendo acusado y sentenciado a muerte por corromper a la juventud, recordé que ya esto lo había previsto, recordé que ya había ensayado argumentos para defender mi trabajo y sobre todo el tiempo que había dedicado con responsabilidad para hacer lo que hago, también recordé todos los testimonios de satisfacción de mis clientes, las personas que constantemente agradecen mi contenido y me cuentan con humildad cómo les ha cambiado la vida, todo esto me dió la capacidad de dirigir la energía hacia mis mejores pasos, momento a momento. 

 

Te cuento esta historia para hacerte saber que somos de los mismos, y que bajo esta condición humana, estamos expuestos a un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, lleno de cosas que no podemos controlar y que aún con un trabajo interior, nuestras emociones llegarán, el dolor llegará y cuando creamos que lo hemos superado todo, el destino va a colocar una nueva prueba frente a nosotros y, cuando llegue ese  momento— justo ahí— será cuando deberás volver a reagrupar tus energías para encontrar en tu interior nuevas fuerzas y herramientas para afrontar lo que sea que tengas en frente. En cada instante tendrás la posibilidad de decidir si te quedás en el suelo conectado al estado mental de víctima o si por otro lado, con coraje asumís el rol que te corresponde para actuar con responsabilidad absoluta sobre lo que sí podés controlar; tu actitud ante la vida.

 

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Jorge

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