Estaba releyendo la carta CIV de Séneca a Lucilo y me encontré con esta joya:
“Pero viajar no te hará un hombre mejor o más cuerdo. Para ello debemos dedicar tiempo al estudio de los escritos de los sabios, para conocer las verdades que han surgido de sus investigaciones y continuar por nuestra cuenta en la búsqueda de las respuestas que aún no han sido descubiertas. Esta es la forma de liberar el espíritu que aún necesita ser rescatado de su miserable estado de esclavitud. En efecto, mientras permanezcás en la ignorancia de a qué apuntar y qué evitar, qué es esencial y qué es superfluo, qué es una conducta recta y honorable y qué no, no será un viaje sino una deriva. Toda esta prisa pasando de un lugar a otro no te traerá ningún alivio, porque estás viajando en compañía de tus propias emociones, seguido por tus problemas durante todo el camino.”
¿Te ha pasado alguna vez que quisieras escapar de la realidad en la que estás viviendo? ¿que las emociones son demasiado incómodas? ¿Has estado planeando un viaje para “relajarte” para volver a las cosas como estaban antes de irte? ¿Habrás querido solucionar tus problemas cambiando el mundo con un chasquido? ¿Te has preguntado la razón por la cuál has hecho cosas diferentes y pareciera que nada a cambiado? ¿Te has dado cuenta de la ola de búsqueda de soluciones inmediatas para los problemas grandes de la vida?
“Toda esa prisa pasando de un lugar a otro no te traerá alivio, porque estás viajando en compañía de tus emociones, seguido por tus problemas durante todo el camino”.
Reconociendo nuestra condición humana, sería irracional negar nuestras emociones y nuestros problemas. El asunto es que nuestra emociones y nuestros problemas no están afuera sino en nuestra mente— por la forma en que vemos las cosas, por las perspectivas y opiniones que hemos asumido como ciertas.
Puedo comprender que resulte mucho más atractivo imaginar que un cambio de trabajo, unas vacaciones en la playa, una retiro en la montaña, una ceremonia con medicina ancestral, etc., van a darte el estado mental que necesitás para vivir una buena vida. Y puede que un cambio de entorno te ofrezca estímulos que por un momento calmen tu mente, mas este estado no será sostenible sino “tapar el sol con un dedo”. ¿Por qué? por tres razones principalmente:
“La naturaleza no le regala a nadie la virtud. El proceso para convertirse en un buen ser humano es un arte” -Séneca
Es cierto que los cambios de contexto pueden ser muy beneficiosos para construir diferentes instancias emocionales, mas este recurso no es la solución. A nosotros nos corresponde hacer el trabajo interno y éste es permanente. En Neurosemántica le llamamos el camino de la “Autoactualización”. A mi me gusta pensar de la vida como mi campo de entrenamiento, ¿para qué? para ser mi mejor versión. Con el tiempo y la intención correcta, estoy seguro de que serás capaz de hacer de tus hábitos tus propias herramientas para alcanzar la virtud.
Jorge
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