Más humor y menos seriedad para una buena vida

 

 

Epicteto: “Si dejás de creerte ‘vistima’ dejás de ser víctima de las circunstancias…”

Un alumno: Pero Maestro Epicteto, no podemos poner eso suena muy poco empático…

Epicteto: Está bien, entonces escribílo así: “No son los eventos que nos suceden los que causan nuestro sufrimiento sino nuestros pensamientos con respecto a ellos”.

 

El humor es un indicador de que todo está bien— tus necesidades básicas están cubiertas, estás con vida y que de alguna manera estás en un espacio seguro. Ahora, todas estas percepciones son relativas. Como ejemplo, Viktor Frankl durante el holocausto y siendo preso de guerra, habló sobre cómo el humor les ayudo a mantener encendida la esperanza y un buen estado de ánimo.

Entonces, si la seguridad necesaria para el humor es relativa, es decir, es cuestión de perspectiva ¿Quienes carecen de sentido del humor? Los perfeccionistas, los fanáticos, los que tiene una enfermedad mental severa y aquellos que…. se están cagando ;P Aveces quienes se creen demasiado sus ideas, se aferran a ellas como “la razón”, “la realidad”, o quienes se toman demasiado enserio los resultados. Solo cuando el mundo como es; volátil, incierto, complejo y ambiguo, y a vos mismo por completo— humano, imperfecto, incongruente, ignorante de miles de cosas, falible, frágil— es que sos capaz de reírte de vos mismo y de los dilemas de la vida, y esto es lo que te puede salvar de la miseria.

 

 

“La vida es muy importante como para tomársela demasiado enserio” -Oscar Wilde

 

 

En retrospectiva muchas cosas se convierten en anécdotas graciosas. Cosas que en el momento resultaron frustrantes, abrumadoras y confusas— las ironías de la vida. Quizás es nuestro sistema inmunopsicológico entrando en función para hacer de nuestra vida algo más llevadero, quizás es el sentido de la vida o como me gusta verlo; es el recordatorio de que las cosas no son tan graves como aveces lo imaginamos. Quien ve la vida con humor, se regala la oportunidad de experimentar la realidad con tal ligereza que promueve la creatividad, la diversión y la inteligencia.

Claro, cuando nos ponemos serios hacemos que las cosas sucedan, porque estamos operando de una forma muy intencional. Con seriedad tu enfoque hace que todo se nuble excepto una sola cosa, y justamente esto en “sobre uso” se convierte en tu problema— fácilmente te preocupás en detrimento de todo lo demás— así es como perdés el balance, la capacidad de razonar y ver a las otras personas con empatía. “Entre más serio te ponés, más estúpido te comportás”, dice L. Michael Hall como su mantra*.* ¿Por qué sucede esto? Porque en el momento en que perdés de vista otras cosas igualmente importantes y ponés demasiado énfasis en una pequeña cosa, perdés perspectiva.

 

 

“Imagínate sin cesar la eternidad del tiempo y la inmensidad de la materia: cada uno de los cuerpos no es, respecto de ésta, sin un grano de mijo, y con relación al tiempo, un giro de trépano” - Marco Aurelio, Libro X. Meditación 17.

 

 

La realidad es que es más probable que cuando querás lograr algo no contés con todo los recursos disponibles o desarrollados para alcanzar lo que has planeado. Cualquier objetivo requiere de muchas cosas que no dependen de vos.. Existen muchos obstáculos por enfrentar, limitaciones qué superar y habilidades por desarrollar. Mientras te ponés demasiado serio, te presionás al punto de obviar tus debilidades y puntos ciegos, lo cual inevitablemente socava tu posibilidad de éxito. De aquí la estupidez, mas no la estupidez que tiene que ver con la ignorancia o falta de información sino la estupidez por fallar y no utilizar tu inteligencia— no poder utilizar todos tus mejores recursos; cerrándote a tus perspectivas subjetivas o simplemente a “no pensar” sino reaccionar. Esto te hace comportarte de forma irracional por no razonar efectivamente. Tu poder de pensar se limita con el exceso de seriedad.

 

 

“No dejes de observar que todo cuanto se hace hoy se ha hecho siempre y seguirá haciéndose. Acuérdate de todas las comedias y escenas del mismo género que has visto o que conoces por la historia antigua... Todo eso no era diferente de lo que ves ahora, solamente varían los actores.” -Marco Aurelio, Libro X. Meditación 29.

 

 

Si ponerte serio significa luchar y cometer errores ciegamente porque has perdido perspectiva, el humor por el contrario te permite ampliar tu forma de ver las cosas, descubriendo ángulos creativos sobre algunas cosas que en su momento pasaron desapercibidas. Cuando te ponés serio, le has asignado a tu objeto de atención un sentido de importancia equivalente y entonces se vuelve tu objeto preciado. ¿Eso a lo que le has asignado tanta importancia, merece tanta importancia?

💡 Imagináte diciendo lo que sea que estés diciendo, haciendo saber el punto que querés demostrar, discutiendo tus creencias y hasta enseñando algo que es valioso para vos, y haciendo esto con una sonrisa y un guiño en tu ojo. Si lo hacés así, ¿cómo esto cambiaría las cosas? ¿Qué sería diferente en la conversación?

 

 

¿Cómo utilizar el humor como recurso en tus conversaciones?

 

  1. Accesá tu estado de disfrute.

Sé consciente del estado que traés a la mesa. ¿Qué estado está vivo en vos? ¿Será el mejor momento para conversar sobre esto? ¿Cuál será el estado de la otra persona? Date permiso de llegar con el mejor estado posible; diversión, ingenuidad, asombro, gozo, alegría, creatividad, etc. Adoptá una perspectiva cómica de las cosas y esto te ayudará a alivianar las cosas mientras disfrutas de la vida e interacciones sociales. ¿Cuál es el diálogo interno que estás teniendo? ¿Cuál es la historia que te estás contando? Ante todo, sería muy bueno que te asegurés que las conversaciones internas te estén ayudando.

  1. Reconocé la estupidez de las palabras.

Dáte cuenta de que estás utilizando las palabras como recursos simbólicos y, son solo palabras. Una palabra siempre representa algo que no es. La palabra “gato” no puede aruñarte, es un símbolo que se refiere a un animal vivo. De esta manera podemos recordar que las palabras no son algo real. Aunque parezcan reales. Y sí, típicamente respondemos a ellas como si fueran reales, pero son solo sím-bo-los.

Una palabra, frase, una oración representa algo diferente a lo que es. No podés comerte la palabra “hamburguesa” y no podés sentir placer por la palabra “sexo”. Son las palabras que representan algo en el territorio. Entonces, esto significa que, ¡podés jugar con las palabras! Podés reirte de las palabras que son erráticas, falsas y no ciertas. Eso significa que ahora, hasta podés jugar con aquellas palabras que solían ser disparadores.

"Nuestro lenguaje es un instrumento imperfecto que fue creado por hombres ignorantes en la antigüedad. Utilizamos un lenguaje que nos invita a hablar de cosas estables y constantes, de similitudes, normalidad y tipos de transformaciones mágicas, curaciones rápidas, problemas simples y soluciones definitivas. Pero el mundo que intentamos simbolizar por medio de este lenguaje se encuentra sujeto a un proceso, al cambio, a diferencias, dimensiones, funciones, relaciones, crecimientos, interacciones, desarrollo, aprendizaje, enfrentamientos y complejidades. Y la diferencia entre nuestro mundo constantemente cambiante y ciertas formas de lenguaje relativamente estáticas forma parte del problema.” -Wendell Johnson

Aveces lo que decimos son realmente cosas sin sentido, pero no lo notamos. Internamente suena tan significativo... ¡Es que nosotros sabemos a lo que nos referimos! y usualmente las personas responden ante ello como si también supieran a lo que nos referimos. Para bien o para mal.

  1. Dejá de personalizar las palabras.

No reconocer la naturaleza simbólica de las palabras y las frases creyendo que son reales, nos lleva a personalizar las palabras, confundiendo el mapa con el territorio. Cargando semánticamente las palabras las convertimos en objetos sagrados que nos lleva a inevitablemente confundir nuestro mundo interno con la realidad. Al personalizar reaccionamos con temor, enojo— pelear, paralizarnos o huir, deleite o desesperación. Todo por tratar un símbolo como si fuera lo que representa.

Reconocé lo gracioso de las palabras y el esfuerzo de las personas al expresarse, te podrás liberar de la prisión de la reactividad. Ahora podés jugar con las palabras, lo que neutraliza cualquier efecto o manipulación.

Una mamá le dice a su hijo, “amor, andá a comprarme un litro de leche. Si hay aguacates traes 4.” Y El niño volvió con 4 litros de leche porque sí habían aguacates…

  1. Esperá malos entendidos.

“Dejá de esperar que las cosas pasen como vos querés que pasen y más bien desea que pasen como tengan que pasar y encontrarás paz” decía el maestro Epicteto. Tus poderes personales son limitados y con ellos no estás ni cerca de controlar lo que los otros piensan, escuchan, interpretan, dicen, preguntan, olvidan, etc.

En la comunicación más fácil fallar que hacerlo con precisión. Es mucho más probable que dos personas no estén en la misma página mientras se comunican, ni en la misma sintonía, aunque estén hablando de la misma cosa. Aceptá esta realidad, no desde el conformismo sino desde la responsabilidad y el humor. Hacé tu mayor esfuerzo por llegar al entendimiento desde tus mejores recursos. Recordá que las palabras tienen diferentes significados, sino fijáte en el diccionario que exhibe varias definiciones para cada palabra. Así que sin un contexto completo, y enserio, completo, lo único que existe es ambigüedad.

  1. Jugá con las palabras y disfrutá de las risas

Ya que las palabras son símbolos tan vagos, llenos de ambigüedades e imprecisiones, no hay razón para ponerse exquisito con los términos. Es mejor abrazar este lenguaje tan poco específico y jugar con él. El lenguaje que usamos es naturalmente hipnótico y esta es la razón por la cual creemos comprender mucho más de lo que realmente comprendemos.

  1. Añadí una pizca de comedia a tus conversaciones.

Conforme te comunicás con los otros, considerá cómo podrías jugar con tus ideas, palabras y hacer de la interacción algo placentero y divertido. Exagerando algo, tomándolo con otro sentido, usando un tonto tono de voz— irónico o sacarcástico— convirtiéndolo en una comedia. Mientras una persona se divierta con vos, inevitablemente se sentirá en una zona segura.


 

Lo paradójico del humor es que mientras nos divierte, al mismo tiempo señala el lado serio de la vida ya que inevitablemente se dirige a lo que está mal, es raro, inusual, inesperado, sorpresivo o incongruente. El humor no parece ser algo serio mas, se trata de las cosas serias. De alguna forma el humor le da una señal a nuestro cerebro para prestar atención a algo. Cuando nos reímos con alguien en una conversación se crea una atmósfera de seguridad, comodidad, apertura y hasta vulnerabilidad. Cuando usamos el humor como recurso y se trata de un humor saludable—no burla, sarcasmo o cizaña— nos conectamos aún más con los otros y nos sentimos parte de una tribu. Como el humor hace que las cosas sean más livianas, menos serias y quita la presión de cualquier tema, esto provoca que las otras personas se vuelvan más receptivas a escuchar lo que tenés que decir. El humor es el mejor recurso olvidado para vivir una vida plenamente humana y ser gloriosamente falible.

 

Jorge

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