La lectura como hábito

Leer es un hábito que de forma universal ha sido recomendado a través de los tiempos como algo de mucho beneficio. Lamentablemente al mismo tiempo que resulta que tiene la fama de ser “aburrido”, “cansado”, “demandante” y hasta exclusivo para los bohemios o eruditos.

Tu cerebro opera generando pequeños planes de acción basado en lo que conoce, o sea que con referencia en nuestras memorias atiende la situación en frente y nos ayuda a decidir cuál es nuestra mejor movida. Reconocer esto nos sirve para primero que todo, darnos cuenta de que nuestras experiencias pasadas preceden nuestros comportamientos mas estas no nos definen ya que pueden ser actualizadas y reemplazadas por nuevas. Segundo para ser intencionales en actualizar estos conceptos sobre los que basamos nuestras decisiones para momento a momento elegir información enriquecedora y alineada a nuestros objetivos de vida. Tercero para darnos la oportunidad de hacerlo con nuevas experiencias.

Leer es una fuente inagotable de estímulos para tu cerebro al ofrecernos información con la cual podemos construir nuevas perspectivas, actualizar conceptos, descubrir nuevas formas de expresar tu experiencia y enriquecer el vocabulario— lo que resulta ser la base con la que experimentamos la vida misma. Somos seres lingüísticos y semánticos, es decir, comprendemos el mundo a través de las palabras y sus significados.

Te voy a compartir mis tips para hacer de la lectura una experiencia increíble.

  • Si querés incluir este hábito en tu vida, te recomiendo empezar por algo pequeño y sumamente atractivo para vos. Un libro interesante, pequeño y de un tema que realmente te apasione. Dice Naval Ravikant, “lee lo que amás hasta que comencés a amar leer”.
  • Elegí una hora del día en la que podás dedicar de 10 a 20 minutos a la lectura, con una mente fresca, clara y sin distracciones. En mi caso prefiero las mañanas para leer, en especial de 10 a 12 medio día.
  • Aseguráte de que sea en un espacio especialmente dedicado para la lectura. Evitá hacerlo en la cama o en el mismo lugar de trabajo, ya que estos lugares tienen actividades asociadas muy específicas y lo que queremos es entrar en un estado de enfoque y curiosidad. Si te resulta complicado o no tenés demasiado espacio para elegir, algo como mover la silla en la dirección a una ventana en vez de la computadora, servirá.
  • Yo creo en la lectura como una práctica meditativa, es decir, una oportunidad para entrenarnos para estar presentes. Utilizá un cronómetro para entregarte por completo al momento sin tener una sensación de perdida de control.
  • Por el tiempo que decidás dedicar a la lectura, apagá todos los dispositivos electrónicos, notificaciones, sonidos, eliminando todas las distracciones posibles. No podemos estar en varias partes y pretender alcanzar nuestro más alto rendimiento. La lectura como cualquier tarea cognitiva requiere de atención y enfoque.
  • Por 1 a 2 minutos dedicáte únicamente a enfocar la superficie del libro. Esto hará que tus ojos se familiaricen con el área de atención, lo que provocará que tu atención tenga una dirección específica.
  • Antes de leer, date permiso de definir una intención. ¿Para qué vas a leer esto? ¿Qué te gustaría aprender? ¿Qué querés dejarte de este espacio? La intención dirige tu atención y le da dirección a tu energía.

No se trata de leer por leer, sino leer intencionalmente. Esto hará que tu experiencia sea altamente enriquecedora. ¿Qué decís? ¿Te animás a vivir mundos fantásticos, experiencias emocionantes e inspiradoras, conocer la vida de aquellos a quienes has admirado, enriquecer tus opiniones, sumergirte en la historia de la humanidad, aprender una lección poderosa, retar tus más arraigadas creencias, descubrir puntos de vista fascinantes y mucho más?

 

Jorge

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