Cada vez que a tu mente llega una gran idea, por tus venas corre la emoción con algún tema que te obsesiona y te lleva a enfocarte por un largo tiempo, cada vez que sentís el llamado para crear algo nuevo, cambiar tus hábitos, iniciar tu camino en dirección a una nueva aventura; todas y cada una de esas veces en que existe un destello de genialidad en tu interior, son el llamado del espíritu creativo, el mismo que mueve al mundo.
“Dejá de preguntarte por qué es lo que el mundo necesita y más bien preguntáte qué es lo que te hace sentir vivo, porque lo que el mundo necesita son más personas que se sientan vivas.” - Howard Thurman
Así como existe este espíritu creativo que es capaz de escuchar a la musa, también en tu interior existe una voz que suele ser más intensa y vívida, llamada por Steven Pressfield, La Resistencia.
¿Has escuchado esta historia?
Una mujer se da cuenta que tiene cáncer y tiene seis meses de vida. En unos cuantos días renuncia a su trabajo, retoma su sueño por componer canciones de Tex Mex, que dejó a un lado por construir una familia (o comienza a estudiar Griego clásico, o se mueve para la ciudad para atender niños con SIDA). Sus amigos la creen loca; ella nunca se ha sentido más feliz. Dato curioso: su cáncer entra en remisión.
¿Acaso esto es lo que se requiere?, ¿tenemos que encontrarnos cara a cara con la muerte para ponernos en pie y confrontar a La Resistencia?, ¿será que La Resistencia tiene que quitarnos o desfigurar nuestras vidas para que nos despertemos y conozcamos su existencia?
¿Cuántos de nosotros nos hemos vuelto alcohólicos o drogadictos, desarrollado tumores, y neurosis, caído ante los analgésicos, chismes, o al uso compulsivo del teléfono celular, sólo porque no hacemos eso que nuestro corazón o nuestro genio interior está pidiéndonos hacer?
La Resistencia nos ha derrotado.
Si mañana por la mañana por algún destello mágico cada alma aturdida e ignorante llegara a despertar con el poder para dar el primer paso en dirección a sus sueños, todos los psiquiatras se quedarían sin trabajo. Las prisiones quedarían vacías. La industria del tabaco y el alcohol colapsarían, también la comida chatarra, las cirujías estéticas, y el negocio del info entretenimiento, sin mencionar las compañías farmaceúticas, hospitales, y la profesión medica de cabo a rabo. El abuso doméstico se extinguiría, así como la adicción, la obesidad, los dolores de cabeza, la ira en el tráfico y la caspa.
Volvé a ver en tu corazón. A no ser que yo esté loco, en este momento aún siendo pequeña, una voz está molestándote, diciéndote, como lo ha hecho diez mil veces antes, del llamado que es tuyo y sólo tuyo. Vos lo sabés. Nadie tiene que recordártelo. Y a no ser que yo esté loco, vos no estás más cerca de tomar acción que ayer o de lo que estarás mañana.
¿Creés que La Resistencia no es real?
La Resistencia te sepultará.
¿Sabías que Hitler quería ser un artista?
A los dieciocho años recibió su herencia, setecientos Kronen, y se mudó a Viena para vivir y estudiar. Él aplicó a la Academia de Bellas Artes y luego a la Escuela de arquitectura.
¿Alguna vez viste una de sus pinturas?
Yo tampoco. La Resistencia lo derrotó. Llamálo una exageración, pero de igual forma te lo diré: fue más fácil para Hitler iniciar la segunda guerra mundial que haberse enfrentado con el lienzo en blanco.
La Resistencia puede aparecer en forma de pereza, pensamientos de auto sabotaje, gratificación inmediata; cuando hacés maratones de Netflix y no estás atendiendo el llamado, cuando en vez de conectar con tu poder interior estás sumergida en redes sociales— “scroleando” sin intención, así también como cuando decidís pedir comida rápida en vez de cocinar, dejar para luego tu proyecto para ser orador, esa cerveza de más, no concretar un plan para iniciar el emprendimiento que sabés que te apasiona, cada vez que escuchás esa voz que te quita fuerzas y energías para continuar en dirección a tu tarea de vida o mejores hábitos.
Mirá, podrán salir excusas, como, “es que yo ni sé qué es lo que me gusta”, “no lo tengo tan claro”, “no tengo la disciplina”, “esto no es para mí”, “yo no soy creativa”, “es que no estoy preparado”… Todas estas son las ideas más comunes de La Resistencia, y así te convence de alejarte de experimentar, disfrutar, aprender y darte cuenta de lo que sos capaz.
En el libro “The gift”, Lewis Hyde, su autor, nos comparte su visión con respecto al “talento”. Él le llama, "el regalo". Y es que, es el regalo que la naturaleza nos ofrece a todos y que no todos descubrimos por culpa de La Resistencia.
Con esto no digo que todos debemos convertirnos en artistas, pintores, escritores, músicos o escultores, sino más bien pretendo compartir con vos el poder del espíritu creativo, el cual trasciende las Bellas Artes como la sociedad las ha concebido hasta hoy. Es que, para un ser humano conectado con su genio interior, el mundo entero es como una biblioteca para quien quiere estudiar. Entonces una conversación, cada atardecer, una palabra, una imagen, un pajarito, un insecto, una persona, cada movimiento, la brisa, una idea… es combustible para el fuego de quien se de permiso de escuchar la voz de su corazón que le hace saber cuál es el camino que debe elegir.
“Para mí, los objetos que convergen en el universo en un flujo constante,
están todos escritos para mí, y yo debo comprender lo que significa esta escritura.”
-Walt Whitman
No te estoy invitando al camino más fácil, tampoco al que la sociedad ha trazado para vos, sino más bien a uno que sólo vos con tu propia compañía podrás descubrir. A lo mejor aún no tenés ni idea y este es un gran primer paso, porque tenés el universo entero para experimentar y permitir que la musa se te revele con el mensaje que necesitás escuchar.
Solo jugando con las posibilidades, con diversión y desapego, en el momento presente, se creará un momento Satori para que conectés con la musa y con mucha determinación, derrotés a La Resistencia.
Jorge
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