La fuerza de voluntad tiene una alta demanda de nuestras funciones cognitivas, requiriendo muchísima energía en forma de glucosa, por lo que nuestro sistema naturalmente tendrá la tendencia a las ideas y decisiones conservadoras; las ideas conservadoras siendo relativas a la supervivencia, entendiendo la supervivencia como la idea frágil de conservar y esperar lo que se cree conocido; la vida física, la política tradicional, los negocios como los conocemos, las relaciones como las aprendimos más que todo por observación y reflejo, las creencias heredadas y la preservación del "status quo" de manera general.
Para tomar decisiones, evaluar, reflexionar, arriesgar y ejecutar, necesitamos de nuestra fuerza de voluntad, sobre todo en un mundo ambigüo e impredecible como en el que vivimos y por alguna razón, queremos controlar.
Creer que las cosas se deben sostener sin cambios en el tiempo parece una idea absurda a todas voces, sin embargo, es lo que muchos inconscientemente hacen, lo cual les limita de vivir el mundo por como es, el mundo desde las posibilidades, para entonces utilizar la energía en lo que sí pueden controlar, o sea, sus acciones individuales de manera intencional en dirección a objetivos.
Para Steven Pinker la inteligencia es la capacidad que tiene un individuo para definir un objetivo y acercarse a él frente a los obstáculos.
Bobby no tiene preocupaciones, tampoco ambiciones, no sabe qué le apasiona, no sabe cómo contribuir a la sociedad y tampoco le importa, le tiene miedo a ciertos eventos que le aceleran su corazón alertándole de un peligro, no sabe controlar sus deseos y esto le lleva a tener cierta ansiedad cuando no puede satisfacerlos, le pasa seguido que va en dirección a buscar algo y de camino se distrae con algo "más" atractivo, al menos de primera entrada, es como la semana pasada que Bobby enterró 2 huesos en el patio hace un tiempo, y cuando sintió el impulso de sacarlos de su escondite, Julián, su amiguito de 5 años le lanzó una bola...
Nuestro cerebro de manera muy básica no entiende del largo plazo, de la misma manera que un perro se distrae constantemente, nuestra atención hacia el placer de lo inmediato puede provocar que no logremos nuestros más grandes sueños. Se requiere de fuerza de voluntad el hecho de romper con estas barreras primitivas para experimentar, para decidir, para planear y ejecutar aún en los momentos en que parece que vamos en contra de las ideas conservadoras de los más cercanos. Porque no existe la fórmula perfecta para el éxito, pero no tomar acción o tener una mentalidad pesimista es la fórmula perfecta para lo contrario.
No podemos confiar demasiado en la fuerza de voluntad, eso debido a que está directamente relacionada a nuestra reserva de energía disponible, y sí, se gasta con el pasar del día y sobre todo con cada decisión que tomemos. Es por ello que es muy importante tener hábitos, rituales, y estrategias diseñadas en dirección a eso que queremos lograr, para que cuando llegue el momento y el mundo nos coloque frente a una distracción seamos capaces de continuar en el camino sin que nos cueste demasiado.
Sócrates de manera intuitiva entrenaba su fuerza de voluntad para no desviarse de la virtud. Constantemente visitaba el mercado y declaraba con contundencia: "¡que montón de cosas que no necesito!"
La mejor manera de utilizar nuestras capacidades cognitivas a nuestro favor es con estrategia; para poder comprender con pequeños pasos cómo podríamos hacer que eso que tanto queremos, suceda.
La procrastinación es la acción de posponer aquello que se sabe que se debe hacer, provocando ansiedad en tanto esté en la mente y alivio cuando se le deje ir. La procrastinación se puede convertir fácilmente en un premio para quien acostumbra a dejar las cosas para el final o para quien no decide finalizar aquello que inició, ¿por qué?, porque en este plano físico todo movimiento requiere de un impulso inicial, cualquier cosa que queramos requiere de nuestro esfuerzo para ser alcanzado, así, proporcionalmente al deseo de lo que se quiere; conforme más grande sea el objetivo, más esfuerzo va a requerir, ya sea de energía y/o de tiempo.
No es que alguien quiera procrastinar, es que no tiene claridad de cómo va a lograr su objetivo y la procrastinación es la "curita" para el dolor de lo desconocido. Y es en estos casos en los que ni la fuerza de voluntad ni todos los santos podrían solucionar algo que intrínsecamente se siente como un alivio.
Si querés mejorar tu experiencia en dirección a metas, si querés ganarle la batalla a la procrastinación, definí fechas, sacá un espacio para escribir cuáles serán esos pequeños pasos que harán que las cosas sucedan; el tiempo que vas a dedicar, los bloques de tiempo en que vas a trabajar de manera específica y profunda para ello, e inclusive definir unas 3 a 5 etapas que te puedan funcionar como un indicador de tu avance.
Salir a correr no es lo difícil, por ejemplo, es hacer el arranque, entonces ¿qué tal empezar por ponerte las tennis?, ¿qué tal empezar por salir a caminar?, a veces el paso más absurdamente pequeño puede iniciar la espiral ascendente de motivación.
Tus objetivos requieren de vos.
"No existe viento favorable para quien no sabe a cual puerto va"
-Séneca
Jorge
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