Entrenar la mente puede resultar una idea atractiva, no tangible y que muy pocos ponemos en práctica. Estamos viviendo una experiencia MENTE-CUERPO y no de "mente y cuerpo", esta es la diferencia que hace toda la diferencia. Nos hemos acostumbrado a ver el cuerpo como una experiencia independiente de la mente. Pero, ¿cómo podemos separar algo que forma parte de un sistema?
Tradicionalmente en el mundo occidental, se han estudiado académicamente los procesos mentales por separado de la fisiología humana, e inclusive, así mismo los procesos fisiológicos; habiendo especialistas en sistemas específicos— gastroenterología, endocrinología, cardiología, neurología, oncología, etc., sesgando el concepto de salud a un factor que resulta ser solo una variable dentro de un sistema.
Por ejemplo:
La visión tradicional de la depresión es que los pensamientos negativos provocan sentimientos negativos. Estoy sugiriendo que es al revés. Tus sentimientos en este momento impulsan tu próximo pensamiento, así como tus percepciones a las predicciones. Entonces, un cerebro deprimido continua haciendo retiros del presupuesto sin parar, basando sus predicciones en gastos similares del pasado. Esto significa revivir constantemente eventos difíciles y desagradables. Terminas en un ciclo de desequilibrios presupuestarios, sin errores de predicción porque se ignoran, se desafinan o no llegan al cerebro. En efecto, estás encerrado en un ciclo de predicciones no corregidas, atrapado en un pasado adverso cuando tus necesidades metabólicas fueron altas.- Extracto del libro, “How emotions are made” de Lisa Feldman Barret
Hoy gracias a la nueva teoría de cómo se construyen las emociones, comprendemos que el cerebro trabaja por medio de predicciones y estas predicciones dependen de nuestro pasado— conceptos, ideas, experiencias, entendimientos, significados, etc.— mas nuestra experiencia presente está teñida por nuestro principal filtro de percepción de la realidad: el presupuesto energético, es decir, ¿qué tan cómodos y qué tanto nivel de energía tenemos momento a momento? Es la sensación en cualquier situación de, ¿qué se supone que debo hacer ante esto, cuando me siento así?
Lo que nos queda es atender nuestra vida de la manera más integral posible. No podemos pretender arreglar nuestra condición si dejamos de lado algún factor del sistema. No es posible tener una buena calidad de vida— sostenible en el tiempo— si ejercitamos nuestro cuerpo pero no dormimos lo suficiente; si, dormimos por mucho tiempo pero no tomamos el sol por las mañanas; si vamos al psicólogo pero no tenemos buenas interacciones sociales; si leemos y estudiamos pero no aprendemos a comunicarnos; si seguimos atendiendo síntomas pero no mejoramos nuestra alimentación, etc.
Como le dijo Séneca a Lucilo, ¿de qué le sirve a un músico ser experto en cuáles notas son las correctas si no es capaz de poner sus emociones en armonía? Dentro de lo que sí podemos controlar está nuestra actitud, la misma que se ve reflejada en nuestros pensamientos, sentimientos, acciones y palabras. Nuestra actitud es un proceso mental que mientras respiremos y estemos conscientes, nos deja con la responsabilidad para tomar decisiones. Esta es la razón por la que es necesario entrenar tu mente.
Pero, ¿qué es la mente? Quizás descubriendo lo que significa logremos comprender la importancia de entrenarla y lo que esto implica.
Nuestra mente es el resultado de la comunicación constante entre nuestro cerebro, el cuerpo y el entorno. Nuestro cuerpo envía señales del entorno(de nuestros sentidos), así como señales interoceptivas(de nuestros órganos) a nuestro cerebro; así como nuestra mente nos habla a través de nuestro cuerpo con las emociones. Si esto es así, nuestro estado mental depende de tres factores sistémicos: cerebro, cuerpo y entorno. Como cualquier sistema, si modifico una variable, el sistema cambia. Si la experiencia no es agradable puedo: cambiar mi opinión, atender mi fisiología o cambiar el entorno— cualquiera de las tres ofrecerá nueva información a mi cerebro para construir una nueva instancia emocional.
Momento a momento, nuestra percepción de la realidad depende de nuestro “presupuesto energético” y la calidad de nuestros conceptos. Nuestro presupuesto energético depende de nuestros hábitos de comportamiento y nuestros conceptos de la riqueza de nuestro vocabulario y la capacidad de actualizar las experiencias pasadas con nueva información. Como escuché decir a David Lieberman en el podcast Armchair Expert, “de nada te sirve llevar encima muchos kilos de músculos encima, si quien está actuando es un niño traumado.” No podemos pretender una buena calidad de vida si existe un desbalance en el sistema, MENTE-CUERPO.
Las emociones las construimos basado en nuestra experiencia pasada, mediante un mecanismo de predicción. Esto quiere decir que las emociones son producto de nuestros aprendizajes. Además, las emociones son nuestra mejor pieza de información para el autoconocimiento. ¿Porqué? porque se manifiestan a partir de contrastar nuestro mapa con la realidad— nuestras expectativas, significados, creencias, ideas, entendimientos, valores, etc. El diferencial entre mapa y realidad.
Como seres lingüísticos y semánticos nuestra experiencia presente está relacionada al pasado— las historias que nos contamos, las perspectivas que asumimos como verdaderas, es decir, a las palabras y los significados. Nuestra experiencia emocional será tan rica como nuestra capacidad de expresarla y atenderla como lo que es: una oportunidad para conocernos y actualizar nuestro sistema cuando sea necesario.
Nuestro cerebro depende de hábitos para funcionar. Nuestra mente es el resultado de los patrones bajo los cuales operamos. ¿Podemos entrenar nuestra mente? tal cual entrenamos nuestros músculos, nos preparamos para lograr algún resultado, o estudiamos para desarrollar alguna habilidad.
Así como te resulta intuitivo ir al gimnasio para desarrollar tus músculos, buscar un entrenador para mejorar una habilidad atlética, ir a la universidad para aprender algo nuevo técnicamente, leer un libro para conocer una idea nueva. Podés entrenar tu mente para aprovechar cada circunstancia a tu favor. Cuando vas al profesional en psicología, a la terapia o a sesiones con tu coach, estás entrenando tu mente. Así como cuando atendés tu sistema de forma consciente, compasiva e intencional.
Tu cerebro ya por defecto opera por medio de un ciclo de predicciones constante, enfrentando cada una de ellas a la retroalimentación de la realidad, con estos resultados podés actualizar tus conceptos. Este es el mecanismo más saludable, aunque no siempre pasa así, ya que muchas veces ignoramos la posibilidad de actualizar nuestros conceptos previos. Con el poder de tu imaginación podés prever distintos escenarios para disenar tu actitud frente a ellos, algo así como lo que practicaban los Estoicos al tener presente la muerte personal y la de los seres queridos— ”Memento Mori” — o con el ejercicio de “Premeditatio Malorum”, que consistía en imaginar el peor escenario posible, no para traer anticipadamente el sufrimiento sino para prepararse ante lo que trajera el destino. Los Navy Seal, utilizan el mantra del 40%, ellos dicen, “en los momentos en que siento que ya no puedo más, recuerdo que solo he dado el 40% de mi potencial”.
Personalmente, me gusta programar mi mente para que cuando termino un “workout” en el gimnasio siempre me quedo haciendo algo más, algo pequeño, pero algo que yo haya decidido, así entreno mi mente para ser yo quien ponga los līmites y no alguien externo. Por las mañanas, decido alejarme de todo aparato electrónico durante las 2-3 horas de mi día para programarme para crear y no reaccionar, así entreno mi mente para tomar decisiones y para mi proceso creativo. Hay muchas maneras en que podés aprovechar la vida misma como tu campo de entrenamiento, ¿para qué? para ser cada día mejor, para alcanzar la virtud y alinear tus ideales con tus acciones.
Y, ¿qué es más importante, el cuerpo o la mente? Esta pregunta no es la correcta en referencia a dos factores de un mismo sistema. Somos seres integrales viviendo una experiencia de mente-cuerpo, con una mente que se manifiesta a través del cuerpo y un cuerpo que es el filtro y la armadura que protege nuestra mente. En este ciclo de constante información entre mente y cuerpo, mientras estés vivo, tenés la oportunidad de actualizarte y florecer.
Jorge
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