"Espero por lo mejor y me preparo para lo contrario", le escribía Séneca a Lucilo. Mientras que hoy nos topamos con frases e ideas que confunden y cementan bases ilusorias sobre nuestras capacidades y lo que significa el éxito. Es cierto que naturalmente nos vemos tentados por ideas y sueños de grandeza, mas no todos la encontraremos en los signos externos que una sociedad superficial y competitiva nos ha querido heredar.
Mi causa es en contra de las ideas vacías de la nueva cultura del positivismo— positivismo tóxico, que ofrece nada más que cortinas de humo, creando expectativas frágiles en la mentes de quienes aún no se dan cuenta de que todo logro requiere de esfuerzo, que no existen fórmulas mágicas, que inclusive el proceso es relativo y que el resultado no está garantizado; todas las cosas están expuestas al error y el azar, y que todo lo que haga un individuo tiene consecuencias para sí mismo y en la sociedad.
"Pobre de aquel que no se ha enfrentado a la adversidad. Porque no ha tenido la oportunidad de saber de lo que es capaz"
- Séneca
"El cielo es el límite", ¿qué demonios significa eso? , tu cuerpo es tu límite. ¿Si supieras que no tenés garantía de alcanzar tus más grandes sueños, aún así te levantarías todos los días a hacer lo único que podés hacer?
"Aunque a mí me falte talento, yo no abandonaré mis esfuerzos. Yo nunca seré mejor que Sócrates. Pero si no soy peor, estaré satisfecho... lo que quiero decir es que no debemos abandonar ninguna disciplina por perder la esperanza en ser los mejores en ello", decía Epicteto.
Vivimos en un mundo impredecible, con una perspectiva de la realidad que es influenciada por las experiencias, conversaciones, ideas, libros, personas, la cultura, la música y todo aquello que a lo que le prestés tu atención. Los seres humanos sobre todo cuando no hemos hecho un trabajo de introspección, tenemos la tendencia a desear todo aquello que no tenemos, a distraer nuestro enfoque por el "nuevo objeto más brillante", a colocar nuestra motivación en todo lo que no existe, y dejándonos llevar por las tentaciones de los externos, provocando una constante insatisfacción que se sale de control.
La clave de sostenernos y disfrutar de una vida con tanta incertidumbre es la de formar nuestro carácter. Y, ¿qué es carácter?, como lo definió Arthur Schopenhauer, es el conocimiento de las capacidades y deficiencias de la propia individualidad. Es que, antes de adquirir este conocimiento de nuestro ser, de aceptar nuestras inclinaciones, intereses y capacidad, así como nuestras limitaciones y deficiencias, podemos colocar en nuestra mente infinitas ilusiones sobre las posibilidades— todo aquello que no es real y sin embargo se siente posible en nuestra mente, creando expectativas que en su mayoría no serán cumplidas. Basta ya de esperar del mundo, de los demás, del destino para satisfacer tus necesidades o deseos, que esta es la razón por la cual más de uno y más de una, inician con entusiasmo un nuevo proyecto para con los embates de la realidad desgastarse tanto hasta desistir de aquello que en un inicio se creyeron posible.
Mi propuesta no es, entonces, decidir a partir de hoy inclinarse por el pesimismo, porque tan falacia es asociar el poder interior con las posibilidades favorables, como con lo incontrolable e impredecible del peor escenario posible. Decía George Mumford que, "el optimismo no es la clave para asegurar éxito, sin embargo el pesimismo es la clave segura del fracaso".
La solución que quiero plantear es la de la responsabilidad y la determinación, la de utilizar el camino para construir el carácter y encontrar placer en la mejora de sí mismo, en utilizar cada experiencia y situación para auto-examinarse, reconocer las más grandes motivaciones y significados, ajustando y actualizando lo que sea necesario del universo interior.
Es necesario tener claro el destino, no para colocar todas nuestras esperanzas en él, sino para saber en qué dirección enfocar toda nuestra energía, porque hay muy poco que podemos controlar— tenemos la limitante de nuestro cuerpo que biológicamente nos ofrece un presupuesto energético diario, un menú de genes que se activan o no, un organismo interior que fisiológicamente funciona sin control e interactúa con lo que te suceda para cambiar y afectar tu estado de ánimo, además de un set de conceptos (adquiridos a través de la vida) que preceden nuestros comportamientos.
"La autentica plenitud vital no consiste en la satisfacción, en el logro, en la arribada. Ya decía Cervantes que 'el camino siempre es mejor que la posada'", escribió José Ortega y Gasset en su libro "La rebelión de las masas", para recordarnos que es la vida misma con todas las vicisitudes, sorpresas y adversidades es el camino que nos permitirá conectar con la vida buena vida. El sentido de la vida.
No, no tenés garantía en el resultado, que de por sí, no te define. Mas te garantizo que en este preciso momento podés ser lo mejor que podás ser. Recordá que el carácter es el reflejo del conocimiento de tus capacidades y limitaciones, y que este conocimiento llega con la intención y la experiencia, esforzándote, asumiendo riesgos, aceptando lo que es, cambiando lo que se puede cambiar y dejando ir el resto.
Aunque no tengas garantía de tus logros, si asumís este compromiso con vos mismo o vos misma, estás cumpliendo con tu lugar en el mundo; con tu propósito.
Te propongo no positivismo, sino el optimismo que trae consigo responsabilidad, compromiso, esfuerzo y determinación para formar tu carácter. Esperar por lo mejor y prepararte para todo, que en este juego de la vida no se trata de ganadores ni perdedores sino de aquellos que asumen el poder de elegir, para elegir con sabiduría, coraje, auto-control y justicia, su siguiente mejor paso.
Jorge
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