El valor de la existencia

"El fin de la vida de un rosal es llegar a actualizar todo su potencial: que su hojas se desarrollen bien y que su flor sea la rosa más perfecta que pueda nacer de su semilla. El jardinero sabe que, para alcanzar este objetivo, debe seguir ciertas normas conocidas por experiencia. El rosal necesita un tipo especial de tierra, de humedad, de temperatura, de sol y sombra. A él corresponde procurárselo, si quiere conseguir buenas rosas. Pero, incluso sin su ayuda, el rosal trata de satisfacerse un máximo de necesidades. No puede modificar en nada la tierra y la humedad, pero puede inclinarse hacia el sol, si tiene la oportunidad." -Eric Fromm

 

Ser lo mejor que podamos ser es una condición de la naturaleza. Dadas las circunstancias, así como las rosas, así los animales. En diferentes condiciones y circunstancias tenemos la oportunidad de satisfacer nuestras necesidades. El truco para un ser racional como nosotros, es hacer uso de la sabiduría para elegir las mejores estrategias para satisfacernos y reconocer que tenemos más oportunidades que una planta en tierra poco nutritiva.

 

 

El Ser

Al existir en esta realidad no solo tenemos nuestro lugar sino que merecemos nuestra existencia y gozamos de un valor incondicional. Por ser. Y no se trata de alguna idea mística— aunque el misticismo suele ser un buen acercamiento para construir significados más útiles— sino de una aceptación sincera y radical de las cosas como son. Así como un bebé no tiene que hacer demasiado(de hecho, nada) para ser amado, el tigre es majestuoso solo por ser tigre, el ave es hermosa solo por ser, etc., el ser humano adulto tiene un valor incondicional en su existencia.

 

"La sabiduría se halla nublada por el deseo, enemigo siempre presente del sabio; deseo en su innumerables formas, el cual como el fuego no halla nunca satisfacción." - Bhagavad Gita

 

Es difícil comprender la idea del valor incondicional del ser en una sociedad que demanda tanto: "hacer para tener", "el que más hace más tiene", "tener para ser", "hacer para ser". Esta es la razón por la que muchas personas viven en una condena de insatisfacción, sufrimiento en relación al fracaso y el éxito, y una sensación de desmerecimiento que les acecha.

Es que en una dinámica cultural que premia y reconoce la productividad y las posesiones materiales como parámetros de valor, poco importa que alguien sea amable, cariñoso, empático, etc., si estas cualidades no le han sido necesarias para alcanzar "el éxito". La realidad es que si alguien ha logrado lo que ha definido de manera consciente o por herencia, como las metas más grandes en su vida, sin haberse atendido internamente, es decir, con poder de auto reflexión, auto empatía, auto cuidado, amor propio, pensamiento crítico, etc., difícilmente vaya a volver su mirada hacia adentro aún cuando con tanto logro externo, la plenitud no llegue. Es que simplemente no está en su realidad. Con esto no se trata de perder la esperanza en el cambio, sino de reconocer que las cadenas internas son más difíciles de romper cuando no se ven.

El día en que un ser humano reconoce que no tiene nada que demostrar, tener, hacer o lograr para merecer su lugar en el mundo, ese día se habrá liberado de todas las limitantes que no le permiten alcanzar todo su potencial. Ese día, ese ser humano dejará ir el miedo al fracaso y a la opinión de otros. Y comenzará a vivir una vida auténtica— plenamente humana. Desde el amor.

 

"Si tensas un arco hasta el punto máximo, desearás haberte detenido a tiempo. Si afilas demasiado el filo de una espada, ésta no durará mucho tiempo. Si el oro y el jade llenan tu casa, no podrás guardarlos con seguridad. Enorgullecerse de la riqueza y el honor es echar las semillas de la propia caída. Retírate cuando tu trabajo esté terminado: éste es el Camino del Cielo." -Tao, IX

 

No es tarea fácil mas es cuestión de valores— importancia. Se trata de pequeños pasos, pero hay que estar dispuestos a darlos, pues si queremos actualizar los significados de nuestra mente necesitamos esforzarnos y perseverar. Como diría Epicteto, "pero no como si te lo hubieran impuesto". Al final de cuentas, como un rosal que no puede modificar la tierra ni la humedad, sí puede inclinarse hacia el sol. Somos creadores de significados y estos construyen nuestra experiencia del momento presente. Tenemos un cerebro maravilloso que nos faculta con las condiciones para alterar nuestra realidad y alinearnos a nuestros ideales.

 

SER > hacer

 

Jorge

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