¿Querés ayudar?, escuchá.
¿Querés apoyar?, escuchá.
¿Querés amar?, escuchá.
Escucha profunda, atenta, presente y libre de juicios.
Naturalmente tenemos la tendencia de querer hablar, emitimos juicios, damos consejos, contamos nuestras anécdotas y descubrimientos, pero como dijo Zeno, “por algo tenemos dos oídos y solo una boca.” Si querés ser más empático, mejor líder, mejor amigo, mejor pareja, mejor hermana, hijo o padre, escuchá.
Escuchar es una habilidad que se desarrolla con intención, practicando deliberadamente para desarrollar el músculo que te va a permitir realmente conocer el mundo de otro y entonces crear realidades en conjunto.
Conectáte con el niño interior; curioso, que se divierte, que aprende, que vive el momento presente y no tiene opiniones.
Con curiosidad y una intención de escuchar para apoyar, podés a ayudarle a alguien a aprender de sí mismo y vas a aprender de él/ella, van a conocer su mundo interno y esto ya es un regalo, porque a través de la consciencia se pueden provocar cambios.
Escuchar requiere de atención, escuchar requiere de tu tiempo, escuchar requiere de tu energía, por eso, escuchar es una de las más grandes muestras de amor que podés ofrecer.
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