Las cosas que no se pueden cambiar se aceptan, ya pasaron, se aprende de ellas y se dejan ir.
Si en retrospectiva cada paso que has dado te tiene donde estás hoy, con nuevas historias, experiencia y lecciones, ¿por qué no, amar tu destino?
Puede ser difícil que un momento inesperado y que va en contra de tus expectativas sea digno de ser aceptado como tal y hasta ser amado.
Que una experiencia que nos haya hecho sufrir tenga un significado que nos beneficie, es una propuesta disruptiva.
En retrospectiva, vos sabes que has pasado por muchos momentos que te han causado dolor; fracasos, decepciones, tristezas, enojos, miedos, pérdidas, te han roto el corazón, te has sentido perdid@, has estado confundid@ más de una vez, y sin embargo ¡aquí estás!.
Sólo por haber nacido con un cuerpo humano, la naturaleza te garantiza resiliencia, tu cerebro te ofrece la neuroplasticidad necesaria para lograrlo prácticamente todo. Una perspectiva puede cambiarlo todo.
Si echando una mirada hacia atrás nosotros podemos encontrar el significado de ese momento que nos marcó para justificar nuestro crecimiento, entonces, ¿por qué no, amar este preciso momento?, como si realmente fuera el paso que queremos dar para crecer, para aprender, para ser mejor, como si nosotros lo hubiéramos diseñado como parte de la estrategia para alcanzar nuestro siguiente nivel.
“Lo que no nos mata nos hace más fuertes.”- Nietzsche
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