Las prácticas mentales del Estoicismo se han vuelto sumamente atractivas hoy en día porque nos permiten encontrar estrategias sanas para vivir una buena vida en medio de una realidad impredecible, caótica y difícil de entender.
“Algunas cosas dependen de nosotros y otras no dependen de nosotros”
- Epicteto
Séneca decía que, el ser humano sufre más en pensamiento que en realidad, y por supuesto, es que naturalmente intentamos de diferentes maneras— algunas intencionales otras automáticas— satisfacer la necesidad de seguridad física y emocional, pero claro, no siempre tenemos las mejores estrategias.
Para los Estoicos la mejor guía para vivir con tranquilidad y soberanía, es la dicotomía del control, es decir, siempre tener en mente enfocar la energía en lo que puedo controlar y aceptar lo que no.
Epicteto, como si fuera un mantra, le recordaba a sus alumnos en sus discursos: Lo único que podemos controlar son nuestros pensamientos y nuestras acciones, “en una palabra: nuestra actitud”.
“Podrás amenazarme, encadenarme, encerrarme o exiliarme. Pero yo te recuerdo que ni Zeus podría quitarme el poder de decidir mi actitud”
-Epicteto
“Quien le tenga miedo a la muerte no hará cosas dignas de quien está vivo”
- Séneca
Todo pasa, la vida es cambio y el destino aunque incierto, finalmente está definido para todos— la muerte. Para los Estoicos enfrentar esta realidad era parte del entrenamiento de aceptación de lo que es, de la vida misma y el motor principal para vivir la vida al máximo, o sea, con responsabilidad y la virtud.
Podemos controlar lo que hacemos y pensamos, podemos controlar nuestro esfuerzo y la dirección de nuestra atención, es por ello que para un Estoico sería un error gastar tiempo y energía en la opinión externa; en los resultados, en el miedo al fracaso, o en actividades o conversaciones viciosas que no construyen virtud.
La vida es corta, la vida pasa y, por ello un Estoico decide aprovechar cada momento como si fuera el último y cuando lleguen situaciones adversas recordar que, esto también pasará.
“Cuando por la mañana salga el sol, recordaré que:
Tropezaré con algún inoportuno, con alguien ingrato, con algún insolente, un mentiroso, un envidioso, un egoísta. Todos estos vicios les sobrevinieron por ignorancia de lo que es bueno y lo que es malo. Pero yo, habiendo observado que la naturaleza del bien es lo bello, y que la del mal es lo mezquino y, que la condición misma del que comete un error es tal que no deja de ser de los míos, compartiendo el potencial de la razón y siendo una parte divina del todo en el orden natural y que además, nada de lo que haga puede afectarme, porque nadie puede mancharme con su bajeza. Entonces, tampoco podría enojarme contra mi prójimo ni aborrecerle, porque hemos nacido para trabajar en conjunto; como lo hacen los pies, las manos, los párpados, y las dos filas de dientes— la inferior y la superior. Actuar, pues, como adversarios los unos con los otros es ir en contra del orden natural. Y, ¿no son acaso el enojo y el rechazo una forma de mezquindad?”
-Marco Aurelio
El emperador Romano, luego de más de cuarenta años de estudiar el Estoicismo y en medio de un campamento de guerra, se recordaba a sí mismo que todos somos parte del cosmos, que como seres sociales hemos nacido para trabajar los unos con los otros y que cuando alguien comete un error, ha sido por ignorancia y que además esto está fuera de la esfera de poder—lo que se puede controlar.
Como un ejemplo de compasión y liderazgo, Marco Aurelio nos recuerda que aún en la adversidad y con el poder más grande del mundo, la virtud nos llama a actuar con sabiduría, justicia, coraje y autocontrol. La respuesta en cada interacción es el amor.
“Si lográs algo con trabajo puede que el resultado no dure mucho, pero el bien perdura. Si hacés algo vergonzoso con el objetivo de obtener placer, el placer pasa rápidamente, pero la vergüenza se queda”
- Musonio Rufo
En una sociedad que premia la gratificación inmediata, intentando secuestrar nuestra atención para provocarnos decidir y actuar en dirección al placer, para un Estoico es fundamental hacer una pausa y como dijo Viktor Frankl, utilizar “el espacio entre estímulo y respuesta” para decidir conscientemente e intencionalmente, no lo que se siente bien, sino lo que le hace bien, individualmente y en favor de nuestro entorno.
El dinero, el reconocimiento y cualquier forma de externo no define nuestra capacidad de ser nuestra mejor versión, pase lo que pase.
La naturaleza del bien, permanece y para un Estoico tiene un único nombre: Virtud.
“¿Y cómo prentendés amar si no sabés que está bien y qué está mal?”
- Epicteto
“Todo lo que escuchamos es solo una opinión, no un hecho. Lo que vemos es una perspectiva, no la realidad”
- Marco Aurelio
Creernos dueños de la verdad es un acto del ego para engañarnos y colocarnos en una posición distorsionada de comodidad. El ego está sediento conocimiento superficial e ilusorio. “Nadie aprende lo que cree que ya sabe”, decía Epicteto. Por otro lado, prestar demasiada atención al borde de la ansiedad a lo que digan los demás, es entregarnos como títeres al mundo.
La filosofía Estoica es una guía para entrenar nuestro músculo de atención y no caer en las garras de los externos, porque como decía Marco Aurelio, “nuestra alma se tiñe del color de nuestros pensamientos”.
Nuestra opinión no es la verdad, la opinión de los demás no es la verdad. ¿Qué tal, entonces, enfocarnos únicamente en nuestros pensamientos y nuestras acciones?
Todo cambia, todo es opinión. Esto también pasará, todo es cuestión de perspectiva.
“Nadie tiene el poder de tener todo lo que desea pero está en sus manos no querer lo que no tiene y, utilizar con entusiasmo de la mejor manera lo que si tiene”
- Séneca
Lo más importante es ser lo mejor que podamos ser, momento a momento. No importa lo que suceda. Así sea que el Destino nos sorprenda con un juego retador siempre podremos elegir sabiduría, empatía, disciplina, amor, paciencia, honor, perseverancia…
Para los Estoicos era importante asumir el rol de ciudadano funcional en la sociedad, como una abeja que es fundamental para la colmena, es por ello que integrándose al mundo sabían que existirían oportunidades favoreciéndose eventualmente por sus esfuerzos, con la posibilidad de ganar dinero, formar familias, tener reconocimiento, acumular riqueza y más privilegios, y ¿cómo manejaban estas situaciones?. Pues recordando que nada de esto lo podían controlar, que nada de esto era permanente ni determinante para ser el mejor ser humano que podían ser.
Ellos integraron el concepto de las preferencias indiferentes a su set de herramientas mentales.
Un Estoico diría: prefiero tener dinero, salud, pareja, alimento, que no tenerlo, pero si no lo tuviera, todo está bien, yo puedo seguir eligiendo virtud.
El Estoicismo es una forma de vida que nos permite asumir cada situación desde la razón y el amor. Reconociendo con determinación lo que podemos controlar y aceptando radicalmente lo que no; amar el destino.
Como seres lingüísticos, entendemos el mundo a través de las palabras y los significados; lo que quiero decir con esto es que quizás esta forma de entender el mundo tenga sentido para vos y podás integrarlo como una narrativa más consciente a tu vida, o a lo mejor, no te habías dado cuenta de algo y ahora tenés una oportunidad para empezar a contarte una historia más prometedora que te ayude a construir el Imperio de tu Mente.
Como decía Marco Aurelio, todo es opinión. Tal vez la opinión de los Estoicos pueda traer la tranquilidad mental que andabas buscando, el único requisito es asumir tu poder— lo que podés controlar.
Jorge
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