Tu cerebro no está hecho para pensar, sino para tomar decisiones metabólicamente económicas[Lisa Feldman Barrett, "La vida secreta del cerebro", "Siete lecciones y media sobre el cerebro"]. Y para tomar estas decisiones, el proceso es el de predicción. Es decir, el cerebro está constantemente atendiendo lo que tenés en frente y, básicamente respondiendo a la pregunta: "¿qué se supone que debo hacer ante esto?", basado en lo que conoce. Entonces, de acuerdo a tu experiencia pasada, tu cerebro opera ante la situación actual.
Lo que quiero resaltar aquí es que una instancia emocional como lo es la ansiedad, es producto de un tren de pensamientos que el cerebro no reconoce como "factuales" o imaginados. El cerebro simplemente está encerrado en el cajón oscuro, llamado cráneo. Y a partir de esta realidad creada, toma decisiones "metabólicamente económicas". Es importante reconocer que en el continuo de mente-cuerpo, el sistema se retroalimenta constantemente y por ello, el estado mental impacta el metabolismo, así como el metabolismo, nuestra salud mental.
En el caso de la ansiedad, existen pensamientos que puede provocar el desbalance metabólico, así como los síntomas fisiológicos que envíen señales de alta excitación y disconfort que dan pie a pensamientos de anticipación del futuro.
Aquí no se trata de la paradoja del "huevo o la gallina" sino de reconocer nuestra experiencia emocional como un sistema de mente-cuerpo. Dicho sea de paso, esto aplica para la ansiedad y la gama completa de emociones. Si queremos tener una buena experiencia, debemos atender nuestros hábitos mentales y de comportamiento.
La ansiedad es una emoción que surge a partir de sostener pensamientos abrumadores del futuro. Muchas veces ni cuenta te das pero tu mente está bombardeándote de ideas que tienen que ver con el siguiente objeto más brillante, todo aquello que te falta por hacer, lo que aún no tenés, lo que debés demostrar, etc. Son pensamientos que te ponen a rumiar y preocuparte.
Podemos sobre pensar de la ansiedad, como el estado emocional asociado a los pensamientos preocupantes sobre el futuro, que disparan síntomas en tu cuerpo que se sienten incómodos e intensos, provocando un gasto metabólico por la anticipación abrumadora de lo que va o puede pasar.
Así como hay cosas que podés hacer para mejorar tu salud mental, como visitar a tu terapeuta o meditar. También existen hábitos que podés mejorar para que tu cuerpo esté en las condiciones óptimas para alojar una mente que tienda a la armonía. Algunos hábitos que fomentan el bienestar: evitar los alimentos altos en azúcar así como la cafeína después de las 4 de la tarde; hacer ejercicio regularmente; conectar con la naturaleza con frecuencia; construir relaciones significativas; exponerte a nuevas experiencias e ideas, etc.
Los estados asociados al bienestar dependen de un pilar fundamental: estar presente. Si acostumbrás a tu mente a estar en "todas partes" te estás programando para estar en la búsqueda incesante del hacer. Esto podría estar impulsando sensaciones de insatisfacción que estén ancladas a lo que falta, lo que sigue, lo que aún no has logrado. Está demostrado en varios estudios que, el mejor rendimiento humano así como el bienestar, dependen de hacer una sola cosa.
El sistema dopamínico nos permite tener una relación sana con el placer y el dolor. Excepto sí vivimos en excesiva comodidad, pues esto genera un desbalance. Naturalmente nuestro cuerpo busca la homeostasis, es decir, el equilibrio. Por lo que, ante picos de placer, le seguirán los "bajones". A esto se le conoce como "La teoría del proceso opuesto", desarrollada por los científicos sociales, Richard Solomon y John Corbit en los años 70. Más y en mayores cantidades, de forma rápida y acelerada, está generando una epidemia global de poca satisfacción con la vida y baja tolerancia ante la adversidad.
Cuando las cosas no salen como vos querés. Cuando sabés que tenés pendiente una conversación incómoda. Cuando algo sucede que te hace sentir mal de alguna manera, ¿qué es lo más fácil? Distraerte. Y es que tenemos los medios para hacerlo de manera sencilla e inmediata— trabajo, teléfono, whatsapp, instagram, tik tok, etc. Esto te desconecta de tu mundo interior y entonces te perdés de la oportunidad para conocerte, comprenderte, reconocer tus pensamientos y emociones y conectar con los mejores recursos para avanzar. Distraerte es reprimir.
Las apps de redes sociales, están diseñadas para atrapar tu atención. No existe fuerza de voluntad que pueda sobrellevar el bombardeo de información presentado de manera tan atractiva y que te genera dosis infinitas de dopamina barata. Te levantás en la mañana y entregás tu atención a instagram, te aburrís y te rendís ante las garras de tik tok, antes de acostarte recibís una dosis más de gratificación inmediata al revisar por vez número veinte todas la notificaciones pendientes y las novedades seductoras que aún quedan por verse. Entonces, programás tu mente para estar rumiando— nunca aburrida, nunca en compañía de tu propio ser.
Somos seres sociales y lingüísticos. Tremenda combinación para comprender el impacto directo que tienen nuestras interacciones con otros en nuestro mundo mental y emocional. Hay quienes se atreven a decir que la mente, incluso es, relacional. Es decir, está fuera de nuestro cuerpo. Está en nuestras relaciones con los seres vivos. Si las conversaciones que tenés tienen que ver con comparaciones con otros, con temas negativos, expectativas pesimistas sobre la realidad, historias tóxicas y limitantes con respecto a las cosas, etc. Esa es la información que habitará tu mente. No podés pretender pensar mejor que las historias a las que les prestás atención.
Decía el emperador filósofo, "que no escapamos de la ansiedad, sino que la dejamos ir, pues ella no está en nuestro interior sino en nuestras opiniones". Yo agregaría que además, está en nuestras decisiones. Un cerebro que está en constante estímulo de cosas externas, atractivas, brillantes, novedosas y expeditas, se programa para dirigir su atención al futuro. Hacete cargo de lo que podés controlar, hacete cargo de construir la vida que querés vivir. Construí el Imperio de tu Mente.
Jorge
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