Somos seres lingüísticos definiendo el mundo con ideas rígidas en una realidad de constante cambio.
Cuando nosotros expresamos nuestra evaluación de la situación, hemos ejercido nuestro poder de crear la realidad. No te auto-engañés, aunque no lo hayas hecho en voz alta tu mente ya ha creado una versión de la realidad por medio de las palabras.
Por ende, un lenguaje rico en vocabulario te permite vivir el mundo de una manera con mayores posibilidades.
"Más allá de las ideas de lo que está bien y está mal, existe un espacio. Te esperaré allí." - Rumi
Yo me considero un observador de la experiencia humana, es que con esta intención el universo se volvió mi fuente inagotable de conocimiento, sorpresa y de las mejores lecciones. Recordá que nuestros cerebro tiene un flujo de trabajo que va así: Intención -> atención -> energía. Mi objeto de atención más reciente han sido las emociones, he estado aprendiendo de ellas para mejorar mi experiencia individual, con mi esposa, con mis amigos y la de mis clientes.
Las emociones son por sí mismas un acontecimiento fascinante en nuestro día a día, muchos creen que se pueden controlar, algunos les tienen miedo, otros las dejan pasar desapercibidas, no les prestan atención, les estigmatizan o les subvaloran. Lo que si es un asunto general, es que la mayoría de nosotros no sabemos ni hablar de ellas. Por ello decidí darte una lección rápida sobre las emociones y por qué es importante saber hablar de ellas.
De una manera simplista podríamos decir que las emociones son químicos que nos alertan sobre cómo el mundo se relaciona con nuestras expectativas y necesidades.
Estos químicos se sienten en nuestro cuerpo y si no se sienten cómodos o son precedidos por la creencia de que "son negativos", buscaremos la forma de distraernos y no prestarles suficiente atención. Creencias heredadas como "los hombres no lloran", "usted tiene que ser una mujer valiente o una mujer fuerte para...", "el amor requiere de sacrificios", "si se muestra vulnerable se lo comen vivo allá afuera"... pueden ir en detrimento de nuestra vida emocional.
Las emociones se manifiestan para hacernos saber si nuestras expectativas o necesidades fueron satisfechas, por lo que son piezas de información súper valiosas para conocer y actualizar cualquier idea que sea frágil en un mundo que no gira en torno a nosotros y más aún, no tiene por qué cumplir con nuestras demandas subjetivas.
Las emociones, no se pueden controlar y aún así son nuestra responsabilidad individual.
Parte del camino de observador me ha permitído darme cuenta de lo pobre que es nuestro vocabulario emocional.
Juan y Laura se topan en la calle, llevan 3 meses de no verse.
Juan: "Hola Lau, ¿cómo estás?"
Laura: "bien y ¿vos?, tanto tiempo"
Juan: Si, verdad...
Y ya te sabés la obra.
Bien, no significa nada y me atrevería a pensar que ni siquiera fué una respuesta meditada sino más bien un simple hábito. Con esto no pretendo que andés por la calle contando con lujo de detalles todo lo que estás pasando, lo que quiero es solo demostrarte la automatización que definitivamente limita nuestra experiencia y que es inevitablemente trasladada a otras áreas de nuestra vida.
Laura, de igual forma le contará a sus seres queridos que, le fue bien en su día, que se siente bien y que la comida está bien, que le parece bien ver una película y que la película estuvo... #youknow, bien.
Que triste que tengamos una herramienta tan poderosa de creación y de crecimiento tan sub-utilizada. Por ahora.
Noto con mis clientes, que cuando conversamos sobre lo que sienten con respecto a algo, les requiere un esfuerzo cognitivo muy grande para expresar de forma específica lo que está sucediendo en su mundo interior. Resulta que hablar de nuestras emociones suele ser tan ajeno a nuestra experiencia actual que nuestra atención está en el mundo de los pensamientos cuando hablamos de lo que "sentimos".
Nuestras emociones se pueden confundir con pensamientos y porque son nuestra responsabilidad debemos identificarlas como tales para adueñarnos de ellas.
¿Cómo las diferenciamos?
De acuerdo a Marshall Roseberg, creador de un modelo de lenguaje llamado CNV, sus siglas por Comunicación No Violenta, podemos diferenciar entre emociones y no-emociones de la siguiente manera:
1. Cuando la palabra "siento" es seguida por palabras como: que, como, como si.
- "Siento que debería haberme entendido"
- "Me siento como un fracaso"
- "Me siento como con el corazón partido"
2. Cuando la palabra "siento" es seguida por pronombres: Yo, usted, el, ella, ellos, eso.
- "Siento que yo tengo que hacerlo todo"
- "Siento que eso está mal echo"
3. Cuando la palabra "siento" es seguida por una referencia a alguien.
- "Siento que Susana está siendo irresponsable"
- "Siento que mi pareja está desmotivada"
- "Siento que mi jefe es un manipulador"
Los seres humanos andamos por el mundo intentando satisfacer nuestras necesidades las cuales no siempre serán satisfechas, provocando una experiencia poco placentera sobre todo cuando no somos conscientes de esto y utilizamos una estrategia poco beneficiosa para cumplir el objetivo de llenar el vacío.
No estamos acostumbrados a hablar de lo que necesitamos y este puede ser el eslabón perdido de la empatía. Si empezamos a auto-conectar y reconocer qué es lo que necesitamos para tener una buena vida, podremos hacerlo saber y generar mejores interacciones y acuerdos para lograrlo.
De nuevo, como somos seres que experimentamos el mundo a través de las palabras, te propongo conectarte con tus necesidades y darte permiso de aceptarlas para descubrir mejores estrategias para satisfacerlas.
Ideas de necesidades humanas: Conexión, realidad compartida, empatía, seguridad, comunicación, escucha, reconocimiento, libertad, expresión, descanso, alimento, expansión, diversión, etc.
Hace poco tuve una experiencia en la que Hil me hizo saber su punto de vista con respecto a una decisión que yo debía tomar, esto me tomó por sorpresa sobre todo porque ella fue muy categórica en su opinión. Inicialmente noté una incomodidad en mí, decidí hacerle preguntas para aclarar su idea y poderla comprender lo más posible, le hice saber mi punto de vista y ella se mantuvo firme en su pensamiento. Esto me confundió mucho, no por lo que ella me dijo sino porque estaba notando que aún tenía mi incomodidad presente.
Por un momento sentí enojo, noté que el enojo venía de no poder conectar con ella y tener una realidad compartida, sin embargo la cosa no terminó ahí. Decidí ir a caminar y reflexionar sobre lo que había sucedido (mi experiencia interior) y luego de rato me di cuenta de que mi necesidad de seguridad no había sido satisfecha por el punto de vista de Hil. Esto para mí resultó en un alivio porque por fin pude entender lo que me pasaba y tomar decisiones al respecto. Obviamente ella siendo mi pareja no va a buscar hacerme daño de ninguna manera (es una premisa que está viva en nuestra relación como mantra, por más obvio que sea), esto es importante para poder hacerme responsable de lo que sentía y no creer que debía defenderme o atacar en ningún momento.
Mi estrategia fue la siguiente: hacerle saber a Hil lo que me había sucedido a partir de su comentario, aproveché para reconocer que ella tenía una buena intención y sabía que jamás iba a querer incomodarme. Le dije yo me responsabilizaba de lo que me pasó y que lo que necesitaba en ese momento era solo ser escuchado, le conté de lo que me di cuenta cuando salí a caminar y que le agradecía por ayudarme a seguir creciendo y conociéndome.
En otro momento no solo no me hubiera dado la oportunidad de expresarme sino que no hubiera tenido las palabras para hacer saber mi experiencia.
Mi fórmula:
Personalmente ha sido muy enriquecedor ampliar mi vocabulario emocional y de necesidades para conocerme más, liberarme, seguir creciendo y conectando con más personas, sobre todo con mis seres queridos y clientes.
Jorge
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